Con todas las fuerzas que conozco en este mundo, a mí apreciada y querida compañera que a diarios me regala de su tiempo y todas sus voluntades , con todos mis borrones, errores y argumentos aviesos que muchas veces provoco, siempre está junto a mí en todo tiempo. Un saludo sin igual y un abrazo fraterno para quien con todos sus deleites ah robado mi corazón de a pocos:
“Te busqué sobre bosques de mora
bajo una soledad agobiante, sobre los miles de árboles densos que dan forma a la
espesa montaña tropical, sobre carreteras sin asfalto que algunas veces
representan nuestro caminar diario, o sobre ríos en cascada que forman las
cataratas más bellas y adornan el paisaje matinal, en medio de lo inimaginable
con mucho denuedo te busqué, te busqué mientras te decía que linda te ves hoy y
tú al otro lado del ordenador enfocabas el techo o la pantalla del monitor,
donde podía leer lo que había escrito, te mostrabas de a pocos o a veces muy
enfocada, te busqué cuando tú no buscabas a nadie, pero de a pocos dejábamos
que el tiempo corriera sin nada que los detuviera, te busqué mientras
preparabas una cena y me decías que no sabías nada de cocina, lo hacía mientras
restregabas algunas almohadas de tu soledad y al mismo tiempo negabas y decías
que tampoco sabías las cosas de casa .
A través de mis
cristales que reflejaban en el monitor te dibujé, cientos de ideas que llegaban
como ataques nucleares y despertaban desde una simple curiosidad hasta el
pequeño latir de mis emociones.
Más que nunca me sentí complacido el no haberte encontrado
en ese momento, aunque en el fondo de mi alma quería atravesar cada pixel de mi
imaginación y atraparte bajo mis argumentos.
Esperaba los días llenos de ansias, mientras algo calaba
sobre mi cerebro, las combinaciones de mis sensores me inclinaban de a pocos a
quererte y a buscarte con más empeño que a un día antes, aprendí a decirte que
te quería más que ayer y que lindo se veía eso.
Siento el respiro del aire caliente de esta costa,
extrañando esos mismos aires que recorrían hechos vientos en una tranquila
montaña, recuerdo haberte buscado también en medio de ellos, sobre esos parajes
empinados que dejaban ver el horizonte rojizo de un magnífico atardecer o en
las mañanas extraordinarias con trinos de jilgueros o zorzales.
Colina que dejas ver las nubes, que las acurrucas y las
envuelves con ternura, que las llamas sin tener voz, pero solas vienen a ti,
porque la naturaleza por inercia te las envía para adornar tus cúspides y tú
las acoges porque así deben ser.
Ríos profundos con caudales lentos e incoloros que dejas ver
sus profundidades, extraño y solitario testigo de aleteos de alguna extraña
gaviota divagante, que calmas la sed de todos los que llegan a tus orillas. Imponente que hace el milagro de la vida por una y mil
razones más.
Por estas y otras miles de cosas más…
Eres tú, esa colina tan alta y tan empinada, tan verde con
pastos frescos que dan de comer a los ciervos sobre los raudales de sus aguas
que bañan sus riveras, ahora lo sé, porque mientras los días corren a rabiar,
te veo y sé que eres esa gran colina de mi amanecer, de mis mustios días
convertidos en fiestas de jolgorio, en tus detalles de niña, o en los abrazos
que buscas a escondidas bajo las sábanas con aroma a tu piel, o mientras le
cambias el tono a tu voz haciéndolo más tierno y dulce.
Eres el rio profundo de fuente inagotable que sacia mi sed,
eres la playa de ese mismo rio que me envuelve y me encanta con su
apacibilidad, eres quien empuja mis
razones de día y de noche como esos raudales firme hacia dónde va.
Eres la fuerza del viento que sopla en las alturas
derrochando frescura y un clima jovial, quien limpia los campos arremolinando
en un pequeño espacio las hojas secas dejadas de caer por el otoño que ya se
fue, que me enseñas a diario lo mucho que conoces desde lo simple hasta lo sofisticado.
Te busqué hasta encontrarte, te llamé tantas veces hasta el
cansancio, fue difícil todo, ahora lo sé, todos los momentos que vivimos
siempre nos sirvió de mucha lección, construir cada detalle que compone
nuestras fortalezas a veces se hicieron por días o por noches de mucho pesar,
cuando se abren los cielos algunas veces creemos que se abrieron el infierno,
nos llenamos de pavor por no saber el correcto procedimiento, por todos ellos
pasamos, nada en este mundo dura por
mucho tiempo, lo que nace hermoso con el tiempo vuelve a ser como al comienzo.
Eres mi predisposición, cuando menos lo espero, eres el
escrito de mis mejores versos, por si los hay, mi mejor inspiración como gotas
de lluvia gruesa que refresca el prado seco.
Como dejar de reír si mi sonrisa está en ti, como perder la
emoción de verte feliz, si a cuenta gotas eso busqué a diario en tus gestos, en
tus mirares hondos y trigueños.
Como un cordero manso, como una avecilla tierna, como una dúctil
paloma, con tu grácil figura me haces perfecta la vida, las adornas y me
encandilas hasta el paroxismo.
Sabemos lo duro de muchas cosas, porque ambos caminamos
perturbados en medio de ellos, los consejos de mis líderes cuando andábamos por
el desierto venían a mi mente como frescas aguas, esas mismas huellas los volví
a ver ayer, nuestras huellas dejadas por pisadas en muchos tramos eran como si
camináramos tan solo uno de los dos, me pregunté el porqué, si recuerdo claramente
el haber estado siempre juntos, pero las huellas mostraban solo pisadas de pies
descalzos de uno solo, de a pocos comprendí que mientras me sentía agobiado o
dormido o con todo el ánimo de desistir, Tú , sobre tus brazos me cargaste y
caminaste sola, esperando despierte para seguir los dos el camino para llegar
al final.
No te adoro porque no eres mi Dios, pero eres el regalo
perfecto de él, eres el ángel al que alguna vez describí y a quien la esperé por mucho tiempo.
Que se agote la vida sino estas, que me lleve la sombra cuando
el sol me queme al medio día, cuando la espera se hace larga que se acorte el
tiempo por volver verte.
Dios te dé larga vida, porque tú eres la vida misma, porque
mereces mis palabras, mis atenciones y mis cantos, soy tu débil amante y no tan
bien parecido compañero, si mis fuerzas se acaben, prosiga el camino sola mi
pequeña, igual llegaremos juntos hasta el final de esos días, por pasión o por
responsabilidad”.