Idiomas

domingo, 28 de febrero de 2016

UN CAMBIO DE VIDA



Había pasado mucho tiempo en el que mi vida estaba siendo consumido por un ápice de momentos buenos, pero no eran tan buenos como debían de ser. Cada vez más, me aferraba a lo que únicamente tenía en ese momento; mis ideales; pero no eran suficientes para cambiarme de opinión o decir basta, a lo que en el fondo sabía me estaba desgastando. Era un vacío que no sabía con que llenar. 

La rutina y la monotonía, había marcado un arraigo en mi día a día. Para esto yo, ya había seguido un curso de liderazgo y hasta había tenido la oportunidad de dirigir a un grupo pequeño de jóvenes que bordeaban casi mi edad. Claro, el objetivo de estos cursos de liderazgo eran formar un grupo a quienes se motivaban a seguir los principios Cristianos. Esto me reconfortaba temporalmente pero ese vacío siempre se apoderaba de mis pensamientos. Me llenaba un poco con la tranquilidad de saber que había compartido algún mensaje positivo con un amigo o un familiar, pero me dejaba esa angustia al caer la noche, y no podía comprender la razón.

Intentaba llenarme con la paz de Dios tantas veces como podía. Ya la oración de ayer no era suficiente para incentivarme a hacer algo diferente. No era suficiente la plegaria de la mañana, tampoco era suficiente de hace un par de horas. ¿Qué era lo que faltaba? 

Un día, experimenté un antes y un después que marcó todo. Los amigos de la congregación a la que asistía me comentaron que estaban preparando un retiro espiritual. Yo había asistido a uno de estos retiros alguna vez y en verdad no había experimentado nada sobrenatural.
Con el tiempo había tomado distancia de la iglesia y ya no asistía por cuestiones de estudio y trabajo; sin embargo, no había dejado de orar y buscar en mi soledad. Quizá por esa necesidad de llenar el vacío que había en mi.

Un gran amigo y líder, finalmente me convenció de intentarlo una vez más, asistiendo a este retiro. A decir verdad, fui de puro compromiso y sin muchas expectativas. Todo parecía extraño y en mi ignorancia me sentía mas maduro, mas observador y me cuestionaba todo en silencio; claro,  ese vacío estaba ahí incólume. Todo el trayecto para llegar al lugar pasó sin mayores detalles. El lugar era un espacio sobrio y acogedor. Recuerdo mientras caminábamos en grupo con dirección al auditorio, se escuchaba en volumen tenue la canción "Jesús en el centro" de Israel Houghton.

No encuentro una frase que mejor se acomode para describir lo que pasó después, simplemente fue espectacular todos aquellos momentos. Escuchaba como cada palabra redargüía a cada uno de mis actos y me hacían más humano. 
Cada frase del guía era como un martilleo a la coraza con el que había disfrazado mi corazón y me llevaba cautivo a los pies de quien un día se inmoló por sanarlo todo, pero yo no había entendido hasta ese día.
Procuraba comprender cuán grande era la misericordia de Dios que, a pesar de muchos cuestionamientos y apatías, siempre estuvo a mi costado alentándome. Llenándome de fuerzas mientras caminaba en el desierto de ese verano canícula de mi empobrecida vida.
 
En un momento que no recuerdo con claridad, sentí que perdí la noción del tiempo y me  desvanecí; sentía un calor que  recorría todo mi cuerpo. No podía salir de ese trance, solo sentía una paz que llenaba mi alma y la inundaba con mis lágrimas. Una sensación de un afecto indescriptible se apoderó de mi corazón. Un tiempo después comprendí, que era el amor genuino que estaba siendo llenado; de quien alguna vez me vio como un embrión y desde ese momento, me amó hasta hoy.
 
Una cosa sé, que resonó tanto y tanto en cada disertación de los guías; y es que el amor cubre infinidad de faltas. La gracia es el amor genuino que Dios tiene para nosotros. Y es el amor la medicina que llena cada vacío y cambia todo el sentido de la vida.

Amemos sin motivo alguno, porque solo el amor nos enseñará el propósito de nuestro paso por este mundo. El amor saciará el vacío a cualquier nivel y nos devolverá la paz y la felicidad, que todos anhelamos.
El amor nos enseñará a descifrar los misterios del vacío y nos permitirá entender que verdaderamente ninguno estamos vacíos. Sino que ese vacío que sentimos es un sentimiento contrario al amor y eso produce esa angustia o cualquier otro sentimiento de sufrimiento y dolor. Siempre estamos llenos, pero nunca vacíos.
 
SABEN?. Aquel día comprendí, que por muy pesada sean nuestras cargas o por más lúgubres sean nuestras angustias, en esa misma medida, encontraremos el remedio, si es que buscamos con denuedo. El poder de lo alto también es el poder que tenemos en nuestras decisiones, para permitir que ingresa a nuestra vida y que debemos desterrar. 
Pero, también comprendí que Dios siendo Dios, no puede hacer absolutamente nada para cambiar nuestras circunstancias; si nosotros no disponemos de nuestro tiempo y no nos dejamos ayudar.

Ciro O.